El pasado 5 de junio un numeroso grupo de socias, así como algunas amigas y familiares, iniciaron una excursión que durante una semana las ha llevado por tierras madrileñas, aragonesas y castellano-manchegas.
En primer lugar se visitó Madrid, donde pudimos admirar el Palacio Real, la Catedral de la Almudena y su Cripta, un recorrido panorámico por todo Madrid y por último, y tras soportar una impresionante tromba de agua, una visita al Madrid de los Austrias.
Al día siguiente se realizó una visita al Monasterio de Piedra, maravilla de la naturaleza, y al siguiente una visita a Zaragoza, donde además de El Pilar, visitamos la Catedral de la Seo y el palacio de la Aljaferia, sede actual del Parlamento Aragonés. En Teruel pudimos visitar la Catedral, el Mausoleo de los Amantes y un paseo a pie por todas sus típicas calles, con sus famosas torres de San Pedro y el Salvador. Después de una buena comida en Albarracín, pudimos visitar este maravilloso pueblo, que obstenta el título de ser uno de los más bonitos de España, y ciertamente hace honor a ese título. Subimos y bajamos por sus empinadas callejuelas, admirando la arquitectura y las impresionantes vistas.
En el siguiente día, realizamos "un día de campo", que todas las asistentes recordaremos por mucho tiempo por lo bien que nos lo pasamos. Estuvimos en el nacimiento del Rio Cuervo y en el Alto Tajo, un bello paraje de la naturaleza, y tras un largo paseo tuvimos una comida campestre, un baile de disfraces y muchas sorpresas que hicieron las delicias de todos los que hicimos la excursión. Aquella noche ... ni cenamos!!!!. Fuimos al día siguiente, despues de descansar durante la noche, a visitar la Ciudad Encantada, donde la imaginación tuvo que trabajar un poco para admirar las figuras que la naturaleza ha creado en la piedra. Luego visitamos Cuenca, ciudad limpia y con un gran encanto en sus calles y monumentos, admirando la Catedral, el Puente de San Pablo y las famosas Casas Colgadas. De regreso al hotel en Cañete, cena, brindis con cava y baile.
Y de regreso durante los casi 700 kilometros que separan Cuenca y nuestra ciudad, aparte de mucho cansancio, mucho cante, mucha alegría y las ganas de realizar otra excursión en breve. Fue ésta semana una cura de "risoterapia" para todas que viene muy bien en ésta época.
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